Es usual encontrar en cada barrio de tu ciudad un taller de tapicería o un tapicero altamente calificado para dicha actividad. Constantemente las personas buscan expertos en este área con el objetivo de que le fabriquen un mobiliario a su gusto o que le reparen un mobiliario con gran valor emocional. 

Para todos es de conocimiento que esta actividad requiere de más conocimiento empírico que técnica o profesional. Los mejores tapiceros son los que empíricamente han desarrollado sus habilidades en este arte, mientras quienes estudian para esta actividad son personas diseñadas para direccionar el trabajo de los empíricos que te he mencionado anteriormente.

Si no fuese por ellos, nunca hubiésemos podido gozar de las maravillas de contar con muebles para recibir visitas, para ver televisión, para compartir en familia o simplemente para adornar nuestro hogar. Quienes son amantes del diseño de interiores o ambientaciones, claramente saben de lo que hablamos.

Actualmente existen dos tipos de tapiceros:

• Tapiceros Industriales: Son los tapiceros que normalmente laboran en talleres o fábricas de muebles, tapizando muebles recién elaborados. Es decir, son quienes fabrican o elaboran muebles.
• Tapiceros Artesanales: Son los tapiceros que también laboran en sus talleres, pero a diferencia de los industriales, estos no solo fabrican o elaboran sino que se enfocan en las reparaciones de mobiliario previamente usado.

Seguramente alguna vez te has topado con alguna de estas dos clases de tapiceros, quienes en su labor diaria juegan a encontrar la manera de satisfacer la necesidad de sus clientes con un trabajo de excelentes acabados y bajo estándares de calidad. Procurando no alterar el producto recibido para su reparación.

Por eso existen muchos tapiceros que se limitan a realizar reparaciones de muebles antiguos, ya que existen probabilidades que estos sufran alguna transformación, no muy notoria pero que quizás no sea de agrado para el cliente. 

Para este tipo de actividad, los tapiceros deben tener un buen acondicionamiento físico, ya que este trabajo requiere de gran esfuerzo para cargarlos y trasladarlos de un lugar a otro. Como también deben tener en cuenta las habilidades numéricas con el fin de que los cálculos en costo y en medidas de los muebles sean correctos. Sobre todo su creatividad y visión hacia el detalle, así podría brindar asesorías mucho más personalizadas y con gran sentido de pertenencia en lo asesorado. 

También hay que tener en cuenta que quienes ejercen esta actividad deben ser personas con gran sentido de amabilidad, respeto, compromiso, responsabilidad y sobre todo de empatía. Recuerden que los clientes deben sentir confianza en el tapicero para poder dejar sus muebles en sus manos sin temor a nada. 

Esta actividad no es recomendable para personas que sufran de enfermedades respiratorias o alérgicas ya que el desecho que genera este tipo de mobiliario puede generar dificultades en la salud. Tampoco es recomendable para personas que tengan antecedentes o sufran de alguna lesión física que les impida realizar actividades de fuerza, sostenimiento de objetos pesados, entre otras actividades. Lo importante es sentirse en la capacidad física, cognitiva y emocional para realizar la actividad, aparte de las condiciones físicas óptimas para cumplir a cabalidad con lo requerido por el cliente.

Finalmente, ser un tapicero no es nada fácil, como cualquier otra actividad, esta requiere de mucha admiración y respeto.